Rimbaud

Rimbaud

Como la fotografía, su vida misma es borrosa. No existe una sola foto en donde sus rasgos sean definibles, siempre está a punto de desaparecer, ambiguo, indeciso, entre lo visible y lo invisible. —Estudiante modelo. Homosexual confeso. Traficante de armas en Abisinia. Poeta rabioso— ninguno de esos hitos lo definen. su “Yo es otro”. Le gustan los golpes de timón. Su espíritu violento, fulgurante, breve, tomó por asalto a la belleza y la injurió. La arrastró por el suelo, la desnudó, la escupió y la sentó de nuevo sobre el trono. Era una nueva belleza. Más provocadora. Más lamentable. No falta razón en los que ven en su semblante algo angelical. Lo es, no sólo por lo terrible, sino porque siendo una de las formas de la luz, está próximo a disolverse en ella. No era menos borroso para sus contemporáneos. Algún fotógrafo diría: “Está sobreexpuesto”. Todo gran poeta lo está delante de la luz de su existencia.

Publicado por Carlos Andrés Jaramillo

Poeta, narrador y filósofo colombiano.

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